Una historia ambientada en la crudeza y la violencia del campo es la que presenta con su filme Albertina Carri, una de las más talentosas representantes del cine trasandino actual.
13/02/2008 14:28
Como una explosión de furia contenida, la película argentina La Rabia, de Albertina Carri, impactó hoy al público del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Presentada en la sección Panorama, la cinta de una de las directoras referentes del llamado "nuevo cine argentino" analiza la violencia presente en las personas que viven en el campo, a través de la historia de un matrimonio con una hija y un hombre solo con un hijo, quienes conviven trabajando de peones en las tierras de unos patrones que nunca aparecen.
Cuando el padre del niño llama "muda" a la niña, que efectivamente no habla y se comporta de manera extraña, comienza un enfrentamiento que va aumentando a lo largo de la cinta.
La Rabia, ambientada en la provincia de Buenos Aires, se desarrolla en un paisaje idílico para los ojos urbanos. "A los que no vivimos en el campo nos emociona, pero la vida en el campo es muy dura", ha dicho la realizadora.
La directora de Los Rubios y Géminis cree que la violencia en la ciudad es diferente. "En el campo hay una violencia más velada, inconsciente, que tiene que ver con la animalidad. La tierra te determina. La naturaleza es violenta. Es el instinto de supervivencia. Me interesaba ese estado primario en ese paisaje idílico", aclara.
Una de las escenas más comentadas es la matanza de un cerdo, que Carri eligió reflejar con todo detalle. "Es duro ver morir en la pantalla. En Hollywood se muere demasiado fácilmente", ha dicho.
Según la autora, la película cuestiona la tradición literaria e incluso política que el campo tiene en Argentina, por eso su trabajo plantea "un punto de vista incómodo para la idea tradicional. El campo pertenecía a una oligarquía, pero hay muchas zonas en las que los peones están recuperando las tierras y los patrones se convirtieron en fantasmas".
Por otra parte, también las escenas de sexo son claves en la película. "Siempre me interesó la pornografía, por lo que tiene de hiperrealista, pero también porque el sujeto se convierte en objeto. Es un poco eso lo que le pasa a la gente en el campo. La naturaleza te determina tanto, que siempre estás viviendo para resolver alguna cosa", comenta.
El filme, protagonizado por Analía Couceyro, Javier Lorenzo, Víctor Hugo Carrizo y Dalma Maradona en un papel secundario, se sucede en un tono muy realista, mezclado con algunas animaciones sombrías inspiradas en el imaginario de los dibujos monstruosos que realiza la niña.
"Creo que hay películas que merecen la pena ser vistas. Me gusta estar cerca de proyectos que me gustaría ver", explicó la realizadora sobre su cine.DPA
Presentada en la sección Panorama, la cinta de una de las directoras referentes del llamado "nuevo cine argentino" analiza la violencia presente en las personas que viven en el campo, a través de la historia de un matrimonio con una hija y un hombre solo con un hijo, quienes conviven trabajando de peones en las tierras de unos patrones que nunca aparecen.
Cuando el padre del niño llama "muda" a la niña, que efectivamente no habla y se comporta de manera extraña, comienza un enfrentamiento que va aumentando a lo largo de la cinta.
La Rabia, ambientada en la provincia de Buenos Aires, se desarrolla en un paisaje idílico para los ojos urbanos. "A los que no vivimos en el campo nos emociona, pero la vida en el campo es muy dura", ha dicho la realizadora.
La directora de Los Rubios y Géminis cree que la violencia en la ciudad es diferente. "En el campo hay una violencia más velada, inconsciente, que tiene que ver con la animalidad. La tierra te determina. La naturaleza es violenta. Es el instinto de supervivencia. Me interesaba ese estado primario en ese paisaje idílico", aclara.
Una de las escenas más comentadas es la matanza de un cerdo, que Carri eligió reflejar con todo detalle. "Es duro ver morir en la pantalla. En Hollywood se muere demasiado fácilmente", ha dicho.
Según la autora, la película cuestiona la tradición literaria e incluso política que el campo tiene en Argentina, por eso su trabajo plantea "un punto de vista incómodo para la idea tradicional. El campo pertenecía a una oligarquía, pero hay muchas zonas en las que los peones están recuperando las tierras y los patrones se convirtieron en fantasmas".
Por otra parte, también las escenas de sexo son claves en la película. "Siempre me interesó la pornografía, por lo que tiene de hiperrealista, pero también porque el sujeto se convierte en objeto. Es un poco eso lo que le pasa a la gente en el campo. La naturaleza te determina tanto, que siempre estás viviendo para resolver alguna cosa", comenta.
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