El Estado, políticos y gremios
vociferan buscar la paz social una y otra vez, sin embargo, se ve cada vez más
distante.
La paz en la Araucanía algunos la
interpretan como ausencia de tensión, mientras que la paz en el Wallmapu
—nación mapuche— se traduce como presencia de justicia. Pero lo que no
comprenden es que no existirá paz en la Araucanía mientras no exista paz en el
Wallmapu.
En las ultimas semanas hemos sido
testigos de un recrudecimiento del Conflicto en la Araucania como reacción al
asesinato de José Quintriqueo Huaiquimil[1] en el Fundo Nilpe[2]. Con
marchas[3], quemas de camiones y maquinarias[4], enfrentamientos entre policías
y comuneros[5], ingreso de mas contingente policial y vehículos pesados en
Arauco[6], etc.
El Intendente Huenchumilla
acusando que CONADI esta agotada y cooptada políticamente[7]; RN afirmando que
Huenchumilla quiere ser Ministro[8]; el Director de CONADI atacando al
Intendente[9]; Dirigentes Mapuche advirtiendo levantamientos generalizados[10];
los gremios diciendo que todo esta fuera de control[11]; Policías afirmando que
delincuentes utilizan el Conflicto[12]; el Subsecretario Aleuy asegurando que
existe una “industria delictual”[13], reuniones a oscuras con los Senadores de
la Araucania en la Moneda[14].
¿Honestamente alguno cree que la
clase política está a la altura de tales desafíos?
El destacado historiador Mapuche
Fernando Pairican, dice: “Señalar que el Estado y la clase política no
entienden la profundidad de la reivindicación Mapuche puede parecer hasta ya
una frase cliché. La contraparte del movimiento, la clase política chilena,
piensa que la solución a la cuestión Mapuche pasa por la cárcel y aceptar sin
cuestionamientos lo que “ellos” piensan que es la solución…
"déjenme decirles, que esa
actitud tan colonizadora, no es más que la demostración de una permanente
mirada “racista” a lo Mapuche que no entienden, no quieren, o sencillamente no
les interesa que dialogar con un movimiento que no solo viene protestando, sino
también viene generando propuestas políticas entorno a la autodeterminación
como paradigma, y que de ser tomadas en serio, son un aporte real a una
democratización de Chile”[15].
El Estado, políticos y gremios
vociferan buscar la paz social una y otra vez, sin embargo, se ve cada vez mas
distante.
Martin Luther King escribía en su
celebre Carta de Birmingham: “la verdadera paz no es simplemente la ausencia de
tensión: es la presencia de justicia”.
La paz en la Araucanía algunos la
interpretan como ausencia de tensión, mientras que la paz en el Wallmapu
—nación mapuche— se traduce como presencia de justicia. Pero lo que no
comprenden es que no existirá paz en la Araucanía mientras no exista paz en el
Wallmapu.
Existen muchas barreras para
alcanzar la tan anhelada paz social, pero la determinante es la forma como se
han abordado las políticas publicas indígenas.
Su origen esta en el Acuerdo de
Nueva Imperial de 1989, en donde algunos representantes de comunidades
indígenas y el entonces candidato presidencial Patricio Aylwin pactaron
respaldar al candidato en pos de algunas políticas publicas: Se creo la
Comisión Especial de Pueblos Indígenas (CEPI), la actual Ley Indígena Nº
19.253, la CONADI, el Consejo de la CONADI, el Fondo De Tierras, etc.
El problema no fue la intención
—que presumimos de buena fe— sino la forma, no podemos dejar un asunto tan
importante como es la convivencia dentro de un Estado a merced de las ideologías
políticas de turno, la consecuencia de esto fue la asimilación política
indígena y el exacerbado clientelismo político.
Tanto es así que en la actualidad
no existe ningún parlamentario indígena, el ultimo fue el Intendente
Huenchumilla pero más por el voto no mapuche que por el de su pueblo[16].
No obstante, lejos de enmendar el
rumbo vemos como irresponsablemente las autoridades indígenas de la Nueva
Mayoría parecieran estar más preocupados de su carrera personal y acomodar a
sus camaradas que del bienestar de los pueblos indígenas. Las principales
medidas promovidas por el Ministerio de Desarrollo Social - el Ministerio
Indígena y el Consejo de Pueblos Indígenas-
sólo acrecentaran la asimilación y el clientelismo político.
En forma zigzagueante también se
ha propuesto una ley de cuotas parlamentaria indígena.
¿Pero ustedes creen que 10
Diputados o 2 Senadores indígenas podrán influir en un Congreso de 120 o 40
parlamentarios? ¿Ustedes creen que si tuviéramos los recursos para financiar
millonarias campañas no lo hubiésemos hecho ya?
Lo que existe señores es una
hipocresía de la paz, la clase política dice promoverla pero ninguno esta
realmente dispuesto a hacer lo necesario para conseguirla.
Nuestra esperanza es que la sociedad
civil indígena promueva y construya una sociedad intercultural. Pero olvídense
del Estado, se necesitan instituciones económicas y políticas indígenas solo
así conseguiremos justicia y paz social.
Por Venancio Coñuepan Mesias |
@vconuepan
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