En este lugar, denominado aún hasta hoy día “Los Perales”, en Angol, mientras descansaba bajo la sombra de un árbol, fue apresado el “rey de La Araucanía” por la policía chilena en el siglo XIX.
10 de julio, 2005
Por Julio Rodríguez Lecerf
Quizás uno de los pasajes más curiosos y desconocidos de la historia de Angol, es que estuvo a punto de transformarse en la capital de un reino, totalmente independiente de Chile: el reino de La Araucanía.
Se trata del abogado y aventurero francés Orelie Antoine de Tounens, quien, aprovechándose del dominio completo que tenían los mapuches al sur del río Bío-Bío, en 1860 apareció en estas tierras, para tomar contacto con los indígenas.
Según el historiador Víctor Sánchez Aguilera, en aquel año comenzó a hacerse notar entre los aborígenes, partiendo desde Valdivia, haciendo negocios con ellos hasta la zona de Imperial.
Este primer viaje, que se podría llamar de “reconocimiento”, le permitió conocer las costumbres e idiosincrasia de los mapuches y alternar hábilmente con ellos. especialmente con los caciques.
En 1861 aparecieron artículos suyos en algunos diarios, firmados con el seudónimo “Antonio Orelie I, Rey de La Araucanía”, pero nadie le dio mayor trascendencia al tema.
El hombre, hizo repartir profusamente aquellos diarios en Francia, entre autoridades, periodistas, miembros de las Fuerzas Armadas y personas connotadas, para “preparar los ánimos”, para cuando lo requiriera.
Orelie había sido abogado procurador ante el juzgado de primera instancia y de comercio de Perigueux, e incluso cuando comenzó a autoproclamarse rey, se dio el lujo de tener un representante diplomático en París.
Se cuenta que en una sola de sus reuniones con los mapuches, logró reunir de una sola vez a más de 400 de ellos, entre ellos al legendario Quilapán, explicándoles que venía a colaborarles ante la inminente invasión del Ejército chileno al sur del Bío-Bío, y aunque de inmediato algunos mapuches dudaron de su cordura, ya que no traía cañones ni soldados, y más aún, les venía a pedir ayuda a ellos para llevar a cabo sus planes, pero finalmente sus argumentos se impusieron y lo terminaron proclamando.
Incluso llegó a confeccionar el emblema del nuevo Estado, cuya capital pensaba instalar en Angol: una bandera con colores verde y azul.
La próxima asamblea con los mapuches fue fijada para el 4 de enero de 1862, en los llanos de Angol, hasta donde concurrirían mucho más indígenas desde diferentes reducciones.
DETENIDO
Pero ese día marcó el fin de su primera incursión como rey, porque en vista de las graves consecuencias que podría traer el hecho que el Ejército se enteró de la presencia del francés en este territorio le dieron las facilidades a las autoridades chilenas para apresar al Orelie en el sector llamado Los Perales, el mismo que se encuentra a orillas del río Malleco, al costado del Cementerio Municipal de Angol, señala Sánchez.
Lorenzo Villagra, un comandante de apellido Quintana, jefe de policía de Los Angeles, un cabo y cinco jinetes cívicos lo apresaron y trasladaron a Nacimiento.
En el proceso que se le instruyó en Los Angeles, el aventurero fue sobreseído al declarársele demente, fallo que se produjo, seguramente, por las numerosas influencias de franceses en favor de su compatriota, entre ellas del propio cónsul de ese país.
Después de un tiempo detenido, cuando ya las autoridades no sabían qué hacer con el “loco”, se dice que las propias autoridades le facilitaron la fuga, estableciéndose que limó los barrotes para escapar.
Sin embargo, seis años más tarde, en 1868, tras desembarcar en el Atlántico volvió a Chile, e incluso se sospecha que en su ausencia mantuvo contacto con algunas comunidades indígenas.
Pero los espías que mantenía Cornelio Saavedra, le comunicaron del regreso del aventurero al sur del país, se organizó un festejo con los indígenas y ahí se confirmó la presencia de Orelie entre los mapuches nuevamente.
Saavedra ofreció una buena suma de dinero, “dos almudes o cutamas de pesos fuertes al que le presentase la cabeza del aventurero”, por lo que el rey decidió alejarse del país, temiendo seguramente ser traicionado.
Orelie Antoine de Tounens, el autoproclamado monarca de La Araucanía, murió en la ciudad de Burdeos en 1878, en un hospicio.Finalmente falleció en Francia, en la ciudad de Burdeos, el 19 de septiembre de 1878, 20 años después de iniciadas sus aventuras, recluido en un hospicio para gente menesterosa.
Pero ese día marcó el fin de su primera incursión como rey, porque en vista de las graves consecuencias que podría traer el hecho que el Ejército se enteró de la presencia del francés en este territorio le dieron las facilidades a las autoridades chilenas para apresar al Orelie en el sector llamado Los Perales, el mismo que se encuentra a orillas del río Malleco, al costado del Cementerio Municipal de Angol, señala Sánchez.
Lorenzo Villagra, un comandante de apellido Quintana, jefe de policía de Los Angeles, un cabo y cinco jinetes cívicos lo apresaron y trasladaron a Nacimiento.
En el proceso que se le instruyó en Los Angeles, el aventurero fue sobreseído al declarársele demente, fallo que se produjo, seguramente, por las numerosas influencias de franceses en favor de su compatriota, entre ellas del propio cónsul de ese país.
Después de un tiempo detenido, cuando ya las autoridades no sabían qué hacer con el “loco”, se dice que las propias autoridades le facilitaron la fuga, estableciéndose que limó los barrotes para escapar.
Sin embargo, seis años más tarde, en 1868, tras desembarcar en el Atlántico volvió a Chile, e incluso se sospecha que en su ausencia mantuvo contacto con algunas comunidades indígenas.
Pero los espías que mantenía Cornelio Saavedra, le comunicaron del regreso del aventurero al sur del país, se organizó un festejo con los indígenas y ahí se confirmó la presencia de Orelie entre los mapuches nuevamente.
Saavedra ofreció una buena suma de dinero, “dos almudes o cutamas de pesos fuertes al que le presentase la cabeza del aventurero”, por lo que el rey decidió alejarse del país, temiendo seguramente ser traicionado.
Orelie Antoine de Tounens, el autoproclamado monarca de La Araucanía, murió en la ciudad de Burdeos en 1878, en un hospicio.Finalmente falleció en Francia, en la ciudad de Burdeos, el 19 de septiembre de 1878, 20 años después de iniciadas sus aventuras, recluido en un hospicio para gente menesterosa.
“VISITAS”
Después se supo que visitaron Chile de misteriosos personajes de Francia, Portaliet y Pertusiet, de los cuales se estableció que al menos el segundo, era teniente coronel del Ejército galo.
Portaliet fue detenido en Queule, pero luego fue dejado en libertad y no se supo más de él.
En 1870, Orelie le dijo a su amigo Quilapán que ponto vendría un buque de guerra francés para traerle todos los elementos que se requerían para defender el territorio de La Araucanía de la llegada del Ejército de Chile.
Efectivamente, en marzo de ese año, arribó al puerto de Corral el buque de guerra “D’Entrecasteaux”, pero su tripulación se enteró de los planes frustrados de Orelie, por lo que se retiró del lugar.
En Francia, antes de morir, el rey de La Araucanía publicó el relato de sus aventuras en un libro, hizo acuñar una moneda de cobre de dos centavos y en ese país no se consideraba como algo descabellado poseer tierras en Sudamérica. Incluso llegó a tener una corte y el título de rey ha sido transmitido a sus descendientes.
Después se supo que visitaron Chile de misteriosos personajes de Francia, Portaliet y Pertusiet, de los cuales se estableció que al menos el segundo, era teniente coronel del Ejército galo.
Portaliet fue detenido en Queule, pero luego fue dejado en libertad y no se supo más de él.
En 1870, Orelie le dijo a su amigo Quilapán que ponto vendría un buque de guerra francés para traerle todos los elementos que se requerían para defender el territorio de La Araucanía de la llegada del Ejército de Chile.
Efectivamente, en marzo de ese año, arribó al puerto de Corral el buque de guerra “D’Entrecasteaux”, pero su tripulación se enteró de los planes frustrados de Orelie, por lo que se retiró del lugar.
En Francia, antes de morir, el rey de La Araucanía publicó el relato de sus aventuras en un libro, hizo acuñar una moneda de cobre de dos centavos y en ese país no se consideraba como algo descabellado poseer tierras en Sudamérica. Incluso llegó a tener una corte y el título de rey ha sido transmitido a sus descendientes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario