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viernes, septiembre 23, 2005

Mongetun, El Rey Orélie

* Philippe I principe heredero. Nacido en 1927.
Por Cristobal PEÑA* / Azkintuwe Noticias /
Lunes 5 de septiembre de 2005
Para ver la web de Royal Araucanian, haz klik aKí: http://www.geocities.com/tourtoirac/Gal.htm
La vida del autoproclamado Rey de la Araucanía y la Patagonia inspira una cinta que se presentará en los festivales de Valdivia y Viña del Mar. El estreno de una cinta documental animada revive la historia y la leyenda de un ciudadano francés que desde muy joven se obsesionó con la idea de ser el Rey de la Araucanía. Mucho antes de conocer sus dominios, iba por la vida haciéndose llamar príncipe y reuniendo fondos para ir a reclamar lo que juraba suyo, sin la menor intención de ocultar sus planes (Foto de Archivo)

GULUMAPU / Era uno de los últimos días de 1861 cuando el ciudadano francés Orélie Antoine de Tounens se topó con la patrulla del Ejército chileno. Lo habían sorprendido en la ribera del Malleco, descansando a la sombra de un peral. Lo observaron por largo rato, de la manera en que se estudia a una fiera en su entorno natural, y como el francés no se movía ni se daba por enterado, fueron a su encuentro, lo levantaron de los brazos y le exigeron que los acompañara.Orélie Antoine de Tounens, 36 años, soltero, sin más pertenencias que una maleta, un colchón y un diccionario francés-español, estaba acusado de usurpar terrenos chilenos, autoproclamándose Rey de la Araucanía y la Patagonia. Mucho después, consultado por qué al menos no pensó en fundar una república, declaró que "esa forma de gobierno ha sido rechazada por los araucanos, que guardan un buen recuerdo de la realeza española".Orélie I, como se hizo llamar hasta la muerte, terminaba así los primeros días de un reinado ilusorio y virtual, que sólo existía en su cabeza. Su monarquía pudo haber sido absurda, quijotesca, pero es materia obligada en escuelas y liceos. Ha inspirado artículos, libros y películas. Tiene páginas web, seguidores y un heredero en Francia que sigue reclamando tierras y linaje (ver recuadro). El tiempo, lejos de ensombrecerlo, aviva el mito de Orélie y su reino. Ahora inspira un documental animado que se estrenará en los festivales de Valdivia y Viña del Mar."Mongetun, Rey Orélie", es el título del cortometraje basado en la leyenda de un procurador francés que soñó con un reino mapuche mucho antes de conocer sus tierras y súbditos. Su directora, la chilena Vivienne Barry (Tata Colores), no quiso desenmascarar la farsa de un pillo o delirante aventurero, como ha sido motejado, sino retratar a un soñador de su tiempo."Hay que entenderlo en su época, romántica, idealista, en que se soñaba con hazañas por tierras lejanas", dice la directora, que viajó a Francia y estuvo en la casa donde Orélie nació y comenzó a alimentar sus fantasías.¡Viva el rey!En su época, o fuera de ella, es difícil entender cómo fue que el hijo de una modesta familia de campesinos se creyera rey de los mapuches. Mucho antes de conocer sus dominios, iba por la vida haciéndose llamar príncipe y reuniendo fondos para ir a reclamar lo que juraba suyo. Era tozudo y locuaz, y lejos de esconder sus planes, como aconsejaría la prudencia, se empeñaba en darle el máximo de publicidad. Cuando consiguió un poco más de lo justo para el viaje, embaucando a unos cuantos ingenuos, se lanzó a la aventura. Era 1858 y tenía 33 años. Con Orélie es imposible trazar una historia oficial. Los datos son contradictorios e imprecisos y muchas de sus hazañas y vicisitudes fueron narradas por él mismo en un diario que publicó en vida, en 1863. Se sabe que permaneció 27 meses entre Coquimbo y La Serena, aprendiendo el idioma e intentando conseguir financiamiento para su empresa. Después estuvo en Valparaíso y Santiago, y como nadie lo tomó en serio, decidió internarse por su cuenta y riesgo en territorio mapuche.Nadie sabe bien cómo pudo hacerlo, cruzar una frontera resguardaba por tropas chilenas y ganarse la confianza de un pueblo alzado en armas. Pero Orélie terminó instalado en una comunidad mapuche, avalado al parecer por el cacique Quilapán, quien confió en sus promesas de armas y municiones para el levantamiento. En noviembre de 1860, frente a un grupo reducido, proclamó la monarquía:"Haced de mí el Rey de la Araucanía y yo reuniré todas las fuerzas de la nación araucana... Gritad conmigo: ¡Viva el Rey!". Un mes después, tras redactar una Constitución y nombrar un gabinete, Orélie volvía a Valparaíso y comunicaba la noticia: en Arauco había sido proclamada la monarquía. Persona non grataTal como lo había hecho antes de partir, se empeñó en redactar cartas y comunicados a los diarios y conseguir apoyos. "Trata de hacerse ver lo más posible por los lugares públicos de Valparaíso. Se pasea caminando con su afectada dignidad. Viste levita francesa con poncho mapuche, gran sombrero y poncho de caballería", escribe Francois Lepot, alias del periodista argentino Enrique Oliva, en el libro El Rey de Araucanía y la Patagonia.Según el mismo autor, convencido de conseguir una negociación con el Estado chileno, Tounens llegó a redactar una carta abierta a los diputados chilenos. Pero no recibió más que burlas y portazos, aparte del ofrecimiento del cónsul francés de regalarle un pasaje de vuelta a su país."Mal comprendido por el gobierno francés, ridiculizado por los diarios, resuelvo volver a entrar en la Araucanía y hacer ratificar mi elección por todas las poblaciones independientes del sur", escribe en su diario hacia fines de 1861. Un par de semanas después, tras celebrar nuevos parlamentos y sumar súbditos, Orélie Antoine era apresado por orden del coronel Cornelio Saavedra y conducido a Nacimiento. En su reclusión suma páginas al diario de vida y envía cartas de auxilio a periódicos de su país que sólo alimentan la burla. El fiscal, que lo cree demente y pide su reclusión perpetua en un asilo, debe rectificar el juicio frente al diagnóstico de dos médicos que opinan que el imputado "está en su sana razón y juicio, y capaz de conocer todos sus actos".Después de nueve meses y medio, y sólo gracias a los oficios del cónsul francés, que intuye un conflicto diplomático, Orélie es subido a un barco rumbo a su país, tras hacérsele jurar que no regresaría.Pero apenas vuelve a Francia se empeña en recuperar su reino. Redacta manifiestos y cartas, acuña monedas, reparte títulos, funda dos periódicos de corto aliento y eleva solicitudes de audiencia de Napoleón III para abajo. Ya está claro, Orélie es un demente, pero inofensivo, un quijote moderno que gana celebridad y algunas pocas simpatías que terminan accediendo a sus delirantes ruegos: seis años después de su expulsión, Orélie consigue los fondos para retornar a la Araucanía. Al regreso, encuentra un escenario muy distinto. La campaña de "pacificación" emprendida por el coronel Saavedra ha sido feroz. La población mapuche está diezmada y dispersa, y aunque el rey logra organizar a algunos grupos, repartir armas y liderar algunas batallas, termina huyendo ante el avance de las tropas chilenas, que han puesto precio a su cabeza.Como narra el filme Mongetun, Rey Orélie, el monarca volverá otras dos veces a Argentina, pero nunca más a la Araucanía. Enfermo y arruinado, de regreso en Francia redacta un último y voluminoso documento, relativo a las costumbres y lengua mapuche.Muere en septiembre de 1878, en un hospital próximo a Chourgnac, en la Dordoña, donde había nacido. Nadie cercano lo acompaña en sus últimas horas y su cuerpo es depositado en una fosa común. Casi 50 años después, el municipio de su pueblo le construyó una tumba en la que se lee "Aquí reposa Tounens Orélie Antoine I, Rey de Araucanía y la Patagonia". Felipe I, el príncipe de la Araucanía residente en París En la Constitución de 1860, Orélie Antoine de Tounens se preocupó de dejar establecida una línea de descendencia sanguínea para la monarquía. Pero como el rey no tuvo hijos, sus asesores directos heredaron el reino.
El último monarca "constitucionalmente legítimo" fue Antoine III, pero como no tuvo hijos varones, optó por entregar el trono a su amigo Philippe Boiry, quien hoy ostenta el título de príncipe y se hace llamar Philippe I. Aunque Boiry reside en Francia, no habla español y sólo una vez, hace 16 años, vino a Chile, mantiene una activa campaña en favor de la autonomía del pueblo mapuche. Al teléfono desde su residencia en París, Boiry defiende la legitimidad del primer monarca: "En la República de Chile hubo un movimiento colonialista que no respetó ningún derecho legal. Tengo muchas obras y mapas que muestran que, salvo las constituciones de Chile y Argentina, en ningún otro lugar se consideraba que los territorios indígenas les pertenecían".¿Cuál es su visión de la realidad mapuche? Me sorprende que en Chile la gente de derecha no tome conciencia del problema. Los mapuches han sido explotados por la izquierda, mientras la derecha no ha manifestado mayor interés. En el mundo entero se tiende al reconocimiento de los derechos de las minorías étnicas y es un poco retrógrado no prestar atención a esto.¿Qué se debiera hacer, según usted? Chile debería reconocer los derechos de las minorías autóctonas, tal como lo plantea Naciones Unidas. No se trata de pedir la independencia, eso es ridículo. Pero si se les pudiera dar una autonomía cultural, como España lo hace respecto de Cataluña y el País Vasco, sería muy bueno.¿Piensa volver a Chile?Tengo bastante edad (79). Estoy de nuevo invitado por los movimientos indígenas, pero es difícil que vaya / Azkintuwe
* Fuente: Diario La Tercera

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