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domingo, mayo 13, 2007

Muchas madres, pocas mujeres



Imagen: internet

Como mujer, somos absolutamente castradas
Celebración del Día de la Madre está impregnada de una cháchara romanticona que muchas se tragan sin percatarse de que las condena a una condición subhumana, es decir a ser personas a medias.




13 de mayo, 2007


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VAYA UNO A saber por qué la avalancha publicitaria con motivo del día de la madre en nuestro país se basa en la idea de que la mayoría de las mamás chilenas son rubias y altas, lo que contrasta con la realidad de mujeres morenas, patitas cortas y tiradas a gorditas. Pero la publicidad insiste en hacernos creer que estamos en Suecia o Dinamarca.


Ello forma parte del esfuerzo sistemático que despliega el comercio para incrementar sus ventas, aunque sea a costa de agudizar el elevado índice de endeudamiento de los chilenos. Para tal efecto, no vacilan en envilecer un sentimiento noble, como es el amor a la madre, ensuciándolo con el materialismo más despiadado y un pésimo gusto. Recurren, en efecto, a los más abominables lugares comunes para justificar un desenfrenado culto a la maternidad que es propio de una sociedad machista e hipócrita, calificativos que calzan a la perfección en el caso de la chilena, aunque tengamos en La Moneda a una Presidente y las hembristas de clítoris beligerantes hagan nota en las filas de la alianza oficialista. La imagen mítica que se difunde acerca de la madre no puede menos que provocar estrés en millones de mujeres de carne y hueso que saben lo duro que es ejercer este oficio para el cual es mentira que ellas estén condicionadas por naturaleza. Si así fuere, no habría nada que celebrar ni que agradecer, pues las madres se limitarían a cumplir los dictados de sus genes, con igual diligencia y semejante mérito con el que una cuncuna pone sus huevos o una cerda amamanta a sus lechones.


Por el contrario, criar y educar a los hijos, sobre todo en una época de cambios vertiginosos e incertidumbre generalizada, es una tarea agotadora, que millones de mujeres no saben si están cumpliendo bien y que suscita intensos conflictos con los hijos. Todo lo demás es mentira, un afán patológico de escamotear la complejidad de las relaciones humanas o de echarle tierra a las dificultades que entraña la vida cotidiana.


Cabe lamentar que escuelas y jardines infantiles se unan a la diarrea de sentimentalismo barato que impulsan los comerciantes a propósito del día de la madre, incentivando a niños y adolescentes a ser borregos de la publicidad, en abierta contradicción con los postulados de la reforma educacional. Supuestamente, ella apunta a promover que los escolares desarrollen un pensamiento crítico y una postura creativa, lo que en este caso específico significaría buscar un diálogo de verdad entre hijos y madres, en lugar de la confección de tarjetas que constituyen un atentado contra el buen gusto y la originalidad.


Es extraño que ni el Ministerio de Educación ni el aguerrido Colegio de Profesores se hayan percatado de la carga ideológica rabiosamente reaccionaria que envuelve esta celebración. De manera subliminal, sus promotores intentan hacernos creer que el destino inexorable de la mujer es la maternidad, al que debe subordinarse toda otra aspiración femenina. En consecuencia, la mujer está llamada a ser la reina del hogar, pero una menor de edad en la sociedad, que debe seguir siendo manejada por los varones.
Por eso es que las tarjetas que los profesores hacen pintarrajear a los niños aluden a la abnegación de la "amita", que limpia la caca del poto de los niños, los cuida cuando están enfermos, los amamanta, les da la comida y le presta abrigo, lava, plancha, hace el aseo, lleva a los niños a la escuela... Pero no hay ninguna alusión a la madre en tanto ciudadana del mundo. Tampoco en cuanto ser dotado de sexo. No, en este esquema idílico la madre carece de deseos eróticos, lo mismo que de vida propia. Tiene que estar siempre con la sonrisa en los labios, atenta a las necesidades de la prole. Vive en función de sus hijos y se realiza a través de los logros de éstos. Entonces, aparte de cremas, perfumes y otros potijes, los productos más publicitados para el día de la madre son aquellos que subrayan su condición de empleada doméstica: enceradoras, sartenes, lavadoras.
...


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